viernes, 30 de octubre de 2009

CONJURO




Escobita, escobita.

Que cada año me ponga más bonita.
Sapo, sapito.
Que este año me vaya mejorcito.
Caldero, calderito.
Que me abunde el dinerito

Desde Barcelona me invitan a pronunciar este conjuro... a ver si

miércoles, 28 de octubre de 2009

Con ésta me despedí del FIT

Las hijas dijeron que querían escuchar al violinista y no me pareció mala idea, aunque desconfiaba un poco sacarlas de casa con mal tiempo y pagar por que se durmieran a medio concierto. La menor, por ejemplo, se duerme alrededor de las 10 de la noche, sin importarle a partir de esas horas su propio festejo de cumpleaños... Aún así, era el último espectáculo en Centro Cultural Tamaulipas, ya vendría al día siguiente el cierre de esta adelgazada edición del festival, con luces de artificio y el setenterofamosocantente Napoleón en concierto.

Nuestro oído traza otras elecciones, me dijo una voz interior. Total, llevamos suéter y el paraguas, la idea de que a la larga es vitalmente más costoso no tener la oportunidad de otras alternativas, otro ritmo cotidiano; me hizo encaminar a la familia rumbo al teatro.

Llegamos a tiempo, Clarissa alcanzó lanzar un peso en la fuente del atrio. Mientras ella seguía la trayectoria de su moneda, yo cerré los ojos y pedí que en cuanto apagaran las luces, se mantuviera interesada en la función. Una económica noche familiar para cuatro en el tercer balcón, suma más de mil pesos... ¿cuántas horas de clase tengo que dar, cuántos textos escribir para pagar esta fiesta de arte?

Pero, Edvin Marton no llegó al escenario a tocar el violín, Edvin llegó a seducirnos. Sabe qué cuerdas tocar y cómo moverse para mantenernos absortos en la cadencia que produce. Se le presenta como quien toca un instrumento de culto valuado en más de cuatro millones de dólares, compositor de la pieza Romeo y Julieta ganadora del Emmy 2006 y que interpretada por el patinador Evgeny Plushenko se convierte en medalla de oro olímpica, transformándolos en los reyes del hielo.

A Edvin se le escucha mientras:

  • le acompañan un cuarteto de cuerdas integrado por sinuosas ejecutantes y/o una pareja de vehementes bailarines,
  • se acuesta en el escenario y toca para los enamorados,
  • hace rutinas de baile con su violín al hombro y la música no se interrumpe,
  • pide al auditorio lo siga con las palmas, con el cuerpo, con la garganta.

A Edvin se le ve:

  • vestir un jean de color blanco y saco a rayas sobre una camiseta de algodón con estampado,
    calzar coloridos Converse con aplicaciones de pedrería,
  • encarnarse de cuerdas y arco, transformarse de hombre a violín alfa,
  • bailar con el ánimo de una noche en antro,
  • disfrutar el show y hasta la firma de autógrafos.

Su actuación es tan dinámica que podría presentarse lo mismo en Las Vegas que en el Teatro Millenáris de Budapest, pasando por nuestro Amalia, por supuesto. Sorprende ver cómo los grandes maestros de la música clásica regresan a su viejo violín y conviven sin remilgos con estrellas contemporáneas del pop: Puccini, Vivaldi, Liszt, o Tchaikovsky interactúan en su programa con Michael Jackson, los Rolling Stones, Lou Bega o Dima Bilán.

La presentación del músico fue un espectáculo multimedia de primer nivel, que incluyó además su interpretación virtuosa, videos, una ecléctica selección de piezas, notas informativas sobre su carrera, juegos de luces, bailarines, mujeres bellasensualeselegantes, dos pares de tenis, un par de sacos casuales/fashion y el Stradivarius Sarasate que también perteneciera a Paganini...

Al término del concierto las niñas aplaudieron de pie entre brincos, bajaron de prisa hasta la entrada y esperaron en el vestíbulo a que el artista saliera a saludar como lo anunciaron al bajar el telón. Y yo, madre resignada, charlé también con él brevemente, al tiempo que apreciaba sus otros húngaros talentos.

Eva sin paraíso: columna en el Expresso publicado el lunes 26 de octubre 2009

Fotografía Víctor Hugo Olivares

sábado, 24 de octubre de 2009

La verdad que pocos saben del Folclore

Con viajes, trabajo y las hijas en exámenes de bimestre, había desistido la compra de nuestros abonos al Festival Tamaulipas. Sin embargo, la noche del jueves apretando el paso del día, esta Eva y sus dos menores llegaron hasta la taquilla del Centro Cultural a comprar boletos para la función. No había mucha información acerca de lo que íbamos a presenciar, el espectáculo se describía como danza y música folclórica con el nombre de Georgia entre paréntesis.

Hasta el 15 de octubre del presente año, no tenía idea que en un rincón del globo terráqueo se encontraba ese pequeño país. El programa de mano me ayudó a ubicarme: situado al este de Europa y al oeste de Asia, en la región del Cáucaso. Indulgente con mi propia ignorancia, pensé, probablemente se trata de una ex República Soviética, y con la efervescencia política de las últimas décadas, quién de este lado del Atlántico puede conocer las fronteras o nombres de las nuevas naciones independientes de la ex URSS.

De seguro el productor norteamericano Jim Lowe, estaba en conocimiento de que esto sucedía, al coordinarse con Alexander Nachkebia y el director francés Pascal Jourdan en 1999, para crear lo que finalmente desembocaría en el espectáculo: Samaia, Las Leyendas de Georgia, y deslumbrar así al mundo occidental con la magia del movimiento, sonido y temperamento de ese pueblo milenario.

Al abrir el telón e iluminarse lentamente el escenario con la música viva, la transparente voz e intensa presencia (ahora sé es de Marika Tkkhelidze y Erisioni, un ensamble de voces masculinas e instrumentos nativos) el espléndido vestuario de evocaciones étnicas (confeccionado por Bakur Bakuradze) la gracia y destreza de los bailarines (con coreografía de Kakha Mchedlidze) nos atraparon, transportándonos a ese territorio entre montañas con vista al mar, de varones enérgicos, mujeres sublimes y alborozados niños que narran sus historias.

La saga de Georgia presenta el mito de la reina Tamara, el rudo entorno natural del frío y el aguante vigoroso de los hombres, los enamorados y su cortejo, el duelo entre amantes, la boda tradicional, las reuniones de mujeres, las invasiones guerreras, las luchas sangrientas a escudo y sable, el dulce sonido de viento, a través de la flauta Salamuri favorita de los pastores, la alegría de la nueva generación que celebra la vida con percusiones...

La saga de Georgia se expresa en el escenario: viril, con potentes danzas en las puntas de los pies, piruetas precisas, saltos acrobáticos y movimientos rápidos. También se manifiesta femenina, con una marcha flotante que se escurre con garbo en ondas ligeras, desplazamientos sincrónicos y delicados hacen el baile.

El tiempo se hizo breve al transcurso de la presentación. De reojo miré a las niñas contemplar gozosas las actuaciones en el escenario. El arte nos acercó a tierras lejanas, con una experiencia indeleble que nos hermana a personas distintas y otros puntos cardinales.

El georgiano es para nosotros un idioma distante, sin embargo, ahora tenemos en casa dos discos con versiones contemporáneas de canciones tradicionales que adquirimos a la salida del evento. Hay algo en sus voces, en el ritmo de su música que entendimos y nos hace vibrar.

A la usanza caucásica, pronunciamos a los artistas de Sakartvelo que nos visitaron en esta edición del Festival Internacional Tamaulipas, esa expresión para despedidas significativas, cuando las personas no esperan verse por largo tiempo: Mshvidobit (Adiós, la paz sea contigo).

Posdata sobre la desganada promoción: Samaia, el musical que hizo cinco fechas en Tamaulipas; es considerado por la crítica “un fenómeno que cada persona tiene que ver al menos una vez en su vida. Sin embargo, nuestro teatro estaba al 50% de su capacidad, no existía expectación alguna en nuestra población por su visita... once años y no se logra concentrar nuestras propias miradas en el escenario. Pero la chamba de organización incluye el paquete completo... a ver si al siguiente.

Fotografías tomadas de el sitio oficial de Samaia/Eva sin paraíso: columna en el Expresso, publicado el 19 de ocrubre de 2009

martes, 20 de octubre de 2009

viernes, 16 de octubre de 2009

Una Eva en Oklahoma

El cielo era soleado la mañana del miércoles en la frontera desde Mc Allen. Los fantasmas de los viajes parecían aquietarse con la calidez matutina. La carpeta con una selección de poemas personales, el bolso con mi lap top y una maleta de mano eran el equipaje a Tierra Tinta, la Quinta Conferencia Anual sobre Literatura Latinoamericana organizada por la Universidad de Oklahoma.

El primer vuelo se hizo con el viento transparente y escasas nubes que permitían asomarse al territorio. Al transbordar en Dallas, coincidí con los Maestros Juan Antonio González y Ramiro Rodríguez de la Universidad de Texas en Brownsville, quienes habían sido seleccionados también para participar en el evento. Despegamos luego de mediodía hacia una bóveda repleta de nubes grises. Las ventanas del avión se cubrieron de un velo brumoso durante el trayecto y a la llegada, la ciudad nos recibió borrosa de niebla y frío.

Un breve traslado más por carretera, y nos instalamos en Norman, campus principal de la institución superior en Oklahoma, fundada en 1890. La lluvia también llegó esa tarde a hospedarse; a la mañana siguiente la baja temperatura y la humedad contrastaban con el clima abrigador de los organizadores. Los estudiantes de posgrado y docentes de Lenguas Modernas, Literatura y lingüística en la universidad, supieron mantener un afectivo/efectivo ambiente durante las actividades que se llevaron a cabo: desde temprano por la mañana del jueves ocho de octubre hasta la cena de bienvenida, para continuar el viernes siguiente y concluir al atardecer.

El evento contó con sesiones simultáneas, matutinas y vespertinas, en las cuales participaron 26 diferentes escritores y estudiosos de la literatura escrita en español. Los temas abordados fueron: Las nuevas visiones en la literatura centroamericana, Utopía/Dystopía, Revisita a Benito Pérez Galdós, Literatura peninsular, El sujeto femenino a través del siglo XIX y XX en la literatura hispánica, Medios masivos en la literatura, Literatura colonial, Federico García Lorca, Literatura latinoamericana y caribeña. Dentro de las actividades hubo dos conferencias magistrales con su posterior taller denominadas: Explicación tardía de la descripción del paisaje y la fotografía en la literatura de España; y La casa como sitio de transgresión en la ficción de las mujeres latinoamericanas, las cuales respectivamente estuvieron a cargo del hispanista y fotohistoriador norteamericano Dr. Lee Fontanella y la Dra. Lucía Guerra-Cunningham, Premio Casa de las Américas en 1994.

El maestro Juan Antonio González, originario de Matamoros y catedrático universitario en Brownsville, presentó su libro de poemas Itineransias, el cual hilvana la poesía publicada durante una época en distintas revistas literarias y que regresa a casa como el hijo pródigo”. Ramiro Rodríguez, también tamaulipeco, ofreció su perspectiva acerca las letras y del creador abriendo las páginas de su más reciente edición: Cosmogonía de la palabra.


Abierto por inventario, fue el glosario de intensidades compartidas con los asistentes a mi presentación. Versos trazados durante estos años con la sal y arena de los días.

Ya de paso aproveché la distancia para acercarlos a ese espacio recién germinado que no queremos se vuelva polvo de ocasión: Los santos días de la poesía, el encuentro de escritores en Tamaulipas. De la misma manera que nos abrieron la puerta en Tierra Tinta, ahora tendemos la mano para aproximarlos al suelo de nuestras letras.

De vuelta a casa, luego de desandar el camino de las nubes y la carretera. Comienzo a disolver una nueva alforja de palabras.


Posdata de la memoria.- También traje de Oklahoma otros nombres guardados: Jenifer, Arni, Yolany, Miriam, Colín, Martha... y Lucía esa mujer de trasgresión en la ficción femenina.

Eva sin paraíso: columna en el Expresso, columna publicada el lunes 12 de octubre.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Tórtolos


Un clásico: De luna de miel en Acapulco...



martes, 13 de octubre de 2009

Y canté con Plácido Domingo


Plácido domingo se guisa a parte. Dueño de cada paso de su carrera que iniciara a finales de los cincuenta, realizando arreglos y coros para la banda black jeans conformada por César Costa y Enrique Guzmán, para luego debutar en escena como cantante en el Teatro Degollado de Guadalajara, Jalisco, y a vuelta de milenio ser una figura internacional indispensable al referirse al mundo de la ópera. Dueño de su voz, del repertorio, del escenario, del público, de la noche. Dueño de su primera vez en Tamaulipas. Plácido lo hizo bien. ¿De qué otra manera lo hacen los grandes? Fue un acierto de nuestra primera dama invitarlo. Nos lo merecíamos. Merecemos buenos espectáculos.

El señor Domingo fue condescendiente con nosotros, los de las muy escasas oportunidades como espectadores de ópera: preparó un programa variado junto a Virginia Tolá e interpretaron acompañados de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, esta vez dirigida por Eugene Kohn. Luego nos dio el pilón, la sorpresa. Cantó música vernácula. Vistió de charro, cantó con mariachi. Vistió de Cuera, cantó con huapangueros. Vistió de humildad, cantó con el coro juvenil del DIF. Vistió de entusiasmo, nos animó a cantar con él. Y cantamos.

Lo bueno que las de José Alfredo y Cuco Sánchez si me las se de memoria, y así; a pesar de que no se escuchaba bien, pude seguir al tenor… porque lo que es el Cid de Jules Massenett, Louise de Gustave Charpentier o L´Amico Fritz de Fietro Mascagni entre otras… se convirtieron en un melódico barullo lejano, aderezado con crujidos de doritos y rodadas de latas de coca cola por el piso. ¿No convendría que los ingenieros dieran otra revisada al inmueble para mejorar la acústica del lugar? Ya de plano sería bueno hacer otra función de beneficencia para instalar los asientos tipo auditorio que se requieren, por que en el aún oloroso a nuevo Centro de Convenciones: no se oye bien, no se ve bien, pero se cobra más que bien. ¡ah¡ Y también se llega tarde. No hay de otra cuando se comercializan más de ocho mil lugares y el acceso al recinto es apenas de dos carriles con el estacionamiento insuficiente, de tal manera que se improvisa el acomodo de los autos sobre las áreas verdes del lugar.


Posdata...él quiso quedarse...pero ya estaba escrito...: En la noche húmeda y cálida del puerto, una cena de gala reúne a cierta elite luego del concierto; mientras un hombre ataviado de mariachi cruza a pie el perimetral: instrumento al hombro, sombrero en mano. Regresa caminando a casa luego de su chamba ocasional; aún resuena en su memoria la intrerpretación del cantante. En solitario, también vuelve a escuchar los aplausos de los espectadores, y su música, su voz que también acompañó a quien ha sido nombrado el más grande tenor de todos los tiempos.


Eva sin paraíso: columna en el Expresso


lunes, 12 de octubre de 2009

El cobijo de la palabra

Como preludio del otoño, septiembre comenzó deshojando textos: Voces de Barlovento, la editorial independiente de Tampico, presentó el poemario Tiempo sin Orillas, de Marisol Vera. La cita fue en la Casa de la Cultura del puerto, en el espacio de la Biblioteca Municipal Isaura Calderón. El excelente trabajo de Marisol contó con la presentación de los escritores Eduardo Uribe, Arturo Castillo y como moderadora, la responsable de este advenimiento editorial, Ana Elena Díaz Alejo, quien, lo digo de paso, es algo así como hada madrina o hechicera a favor de las letras: ¡Ábrete libro! Nos dice con sus seminarios, talleres, grupo de lectura en voz alta, conferencias o la editorial que coordina. Admiro de la Doctora Ana Elena, esa manera de meternos el hombro, de hacernos mejores escritores o lectores o ambas cosas.

Desde aquella ribera pregunta Marisol: “¿sabes a dónde hay que acudir para buscar un espacio? Me gustaría hacer una presentación en Ciudad Victoria...” Y aunque sé de las oficinas estatales o municipales promotoras de cultura y artes... aunque le dije de ellas, le mencioné también a la UAT, otras universidades privadas y hasta la oficina encargada del festejo del bicentenario... ¿Quién le da cobijo a la poesía? Tiempo sin orillas bien vale la apuesta.

Alejandro Rosales no se estuvo quieto este mes que ya termina. Llevó a los locos, cuerdos y sabios de su libro Personajes de mi ciudad, de la costa a la frontera. El artista, que redacta hasta la introducción de su libro, deja claro en la contraportada de esta obra, que aunque fue beneficiado con un monto económico coordinado a través del ITCA, la edición es posible también gracias a sus recursos como autor. No hay de otra.

Cosmogonía de la Palabra, de Ramiro Rodríguez, abre ahora el otoño presentándose el martes 6 de octubre en el café literario de la Universidad de Texas en Brownsville, para luego hacer el vuelo hasta Tierra de Tinta, el Congreso de literatura convocado por la Universidad de Oklahoma. Ese libro que expone la visión personal del escritor acerca del poema, también puede decirnos de la publicación y los autores, ya que fue posible editarlo con el estímulo económico recibido al otorgársele el primer lugar a otro de sus trabajos poéticos en el concurso Altaír Tejeda de Tamez 2008, convocado por la Secretaría de Educación de Tamaulipas. Del mismo verso, salen las correas.


Posdata: Hubo un tiempo en que las presentaciones de autor me deprimían. Por un lado, me hacían pensar en el abandono de las instituciones y del mercado; en lo marginal de la literatura. Por otro, eso de autopublicarse me parecía conducta cercana al onanismo. Un estridente ego dando bofetadas al que se le pusiera enfrente. Sin embargo, el tiempo (y este despoblado de talleres literarios, círculos de lectura, encuentros, concursos, ediciones, librerías, presupuesto... hasta de titular en el departamento oficial encargado de las ediciones literarias) me ha enseñado a ver el otro rostro de esos libros escritos, diseñados, revisados, costeados, presentados, distribuidos y con la promoción a cargo del propio autor: compromiso. Por ahora ¿Quién más pide la palabra?


Eva sin paraíso: columna en el Expresso publicado el 29 de septiembre 2009.