jueves, 26 de mayo de 2011

Sabores y sin sabores olímpicos

Suenan los bombos y platillos por el pentacampeonato de la delegación Tamaulipas de gimnasia rítmica en la Olimpiada Nacional 2011. Las niñas y jovencitas que viajaron a Mérida a cumplir el desafío, regresaron a casa logrando hacer el sueño posible. Su actuación permitió que el estado llegara a posicionarse en el décimo lugar durante esta justa que involucra a todo el país, y a todas las disciplinas de alto rendimiento que se practican en la nación. Fueron treinta tres medallas obtenidas por las competidoras, treinta y tres momentos de gloria en que se pronunció el nombre de nuestra tierra y se reconoció su fortaleza.
¡Qué dulce sabor de las medallas en el podio! A todos nos gusta la barra alta en la estadística, el indicador de calidad a su máximo nivel. Todos nos enorgullecemos y nos colgamos del triunfo de nuestros compatriotas (y más si son de nuestra patria chica), porque el éxito de los nuestros nos recuerda la casta a la que pertenecemos, y de alguna manera nos hace sentir más fuertes. Sin embargo, a pesar de que los últimos reportes sobre la actuación de nuestros deportistas resultan favorables, habría que detenernos a analizar desde diferentes ópticas qué tan firme es el sitio sobre el cual pisamos.
Tamaulipas participó con 652 atletas y 95 entrenadores. Un contingente de casi 800 individuos, los cuales residen en 13 ciudades del estado: Nuevo Laredo, Mier, Camargo, Díaz Ordaz, Reynosa, Río Bravo, Valle Hermoso, Matamoros, Victoria, Jaumave, Mante, Tampico y Madero.
Si en este territorio somos 3 millones 268 mil 554 habitantes aproximadamente, distribuidos en 43 municipios, quiere decir que menos de la mitad de estos centros de población estuvieron representados. En 30 de ellos, según los números, no hay quien practique alguna disciplina en alto rendimiento. Aclaro, estas cifras nada tienen que ver con el talento que indudablemente se manifiesta a pesar de las condiciones en que diariamente se hace la práctica deportiva desde aquí.
Hasta el momento de escribir esta columna, se lograron ganar 134 medallas repartidas de la siguiente manera: 43 de oro, 42 de plata y 49 de bronce. Estos resultados nos colocan en el décimo lugar de la tabla a nivel nacional. Un puesto debajo de lo que se logró el año pasado… y aunque el rendimiento en medallas pareciera un signo de debilidad, es todo lo contrario si tomamos en cuenta la crudeza del año que se vivió desde el termino de la pasada olimpiada nacional al inicio de esta, además del escaso recurso económico, muy de apenitas, que ha fluido desde EL Instituto Tamaulipeco del Deporte. Los ayuntamientos, en la mayoría de los casos y para variar, siguen sordeandose a la hora de respaldar el trabajo que se hace, la pasión de los que sudan la camiseta y nos representan con honor.
Jalisco lleva la delantera con 685 medallas en total, seguido de Nuevo León con 620 y Baja California con 567. La población tapatía es de 7 millones 350 mil 682 habitantes, mientras que los regios suman 4 millones 653 mil 458  y quienes viven en Baja California 3 millones 155 mil 070. Visto desde esta perspectiva, Baja California es el estado más olímpico hasta ahora, pues con menos habitantes aún que Tamaulipas, se encuentra muy cercano al primer sitio. O bien, es el primer sitio si de medallas per capita hablamos, sólo a nuestro estado lo rebasa con 433. Así que celebremos las agallas de quienes les late un corazón de campeón y entrenan y ganan sin importar hacia donde sople el viento, pero desde el escritorio que no se cante victoria, todavía nos faltan muchas medallas por colgarnos al cuello.
Columna publicada en el periódico Expreso de Cd. Victoria y La Razón de Tampico, Tamaulipas.
Portales electrónicos: Gaceta.mx y La Región Tamaulipas.
Publicado el 26  de mayo  de 2011.

lunes, 2 de mayo de 2011

Don Miguel presenta: Aquella voz...

Se dice que el destino es caprichoso y supongo que algo de razón tiene esa afirmación; yo me podría haber imaginado cualquier cosa, menos que me encontraría hoy en este lugar intentando realizar la presentación de este bello libro titulado: “Aquella voz que germina” que según su autora, la reconocida poetiza, la señora Celeste Alba Iris, oriunda de la Capital de Tamaulipas, es la “retrosubjetiva de poesía tamaulipeca”.
Constituye un gran placer para mi el que se me haya encomendado esta grata tarea.
Como todas las obras hechas en el mundo, que siempre pregonan la personalidad de quien las creó, esta no es la excepción y por lo tanto nos permite saber del entusiasmo y la pasión por las letras de su creadora y nos transparenta los motivos de su inquietud por difundir el valor y la necesidad de que la poesía germine y progrese en el solar tamaulipeco.
No siempre es posible hallar a alguien interesada en ocuparse de mover el barbecho a fin de facilitar el brote de la simiente y menos cuando se trata de la parcela ajena; creo que en este hecho reside la grandeza de esta obra; por que en ella Celeste Alba Iris, impulsa el descubrimiento de todas esas voces incluidas e su trabajo, algunas en reconocidas, o tras no tanto como debieran y cientos más que aún aparecen en el anonimato por causa de los grandes terrones que los mantienen ocultos a la luz del pueblo.
Son muy contados los árboles frondosos y desarrollados que acceden a brindar el brote nuevo un espacio de luz para crecer y desarrollarse y Celeste Alba Iris lo hace de una manera excelente en la forma que decidió integrar su libro.
Una especie de antología biográfica narrada por un elenco de escritores ya conocidos; es una magnífica idea haber invitado a a sus colegas escritores a presentar la semblanza de oros compañeros en el arte de las letras. Una serie de ventanas por donde podemos asomarnos a un grupo de personajes, a oír sus voces, conocer sus estilos y el enfoque personal de sus escritos, diferentes a los nuestros pero muy enriquecedores; hecho que, si duda será un acicate para seguir sembrando nuevas voces conversas en letras.
El campo de la literatura tamaulipeca actual necesita más personas comprometidas y despojadas del individualismo y del peligroso virus del ego, como Celeste Alba Iris, a quien presento mi reconocimiento a sus esfuerzos para brindarnos esta obra que a todos los que hemos sido seducidos por las letras, nos ofrece la oportunidad de conocernos a través de esta importantísima obra y saber que hay muchos que nos acompañan en esta aventura de la poesía.
Estoy seguro que hay muchas voces en proceso de germinación y otras que han germinado ya y luchan por desarrollarse a fin de frutecer.
Sin lugar a dudas el contenido de esta obra nos reportará novedades para el acervo intelectual y muchas motivaciones para seguir soñando.
Enhorabuena señora Celeste Alba Iris por este estupendo libro; espero que sea valorado con justicia por quienes escribimos y por todos los amantes de las bellas letras.


Miguel Castellanos C.
El Mante 19 de Abril 2011