sábado, 24 de octubre de 2009

La verdad que pocos saben del Folclore

Con viajes, trabajo y las hijas en exámenes de bimestre, había desistido la compra de nuestros abonos al Festival Tamaulipas. Sin embargo, la noche del jueves apretando el paso del día, esta Eva y sus dos menores llegaron hasta la taquilla del Centro Cultural a comprar boletos para la función. No había mucha información acerca de lo que íbamos a presenciar, el espectáculo se describía como danza y música folclórica con el nombre de Georgia entre paréntesis.

Hasta el 15 de octubre del presente año, no tenía idea que en un rincón del globo terráqueo se encontraba ese pequeño país. El programa de mano me ayudó a ubicarme: situado al este de Europa y al oeste de Asia, en la región del Cáucaso. Indulgente con mi propia ignorancia, pensé, probablemente se trata de una ex República Soviética, y con la efervescencia política de las últimas décadas, quién de este lado del Atlántico puede conocer las fronteras o nombres de las nuevas naciones independientes de la ex URSS.

De seguro el productor norteamericano Jim Lowe, estaba en conocimiento de que esto sucedía, al coordinarse con Alexander Nachkebia y el director francés Pascal Jourdan en 1999, para crear lo que finalmente desembocaría en el espectáculo: Samaia, Las Leyendas de Georgia, y deslumbrar así al mundo occidental con la magia del movimiento, sonido y temperamento de ese pueblo milenario.

Al abrir el telón e iluminarse lentamente el escenario con la música viva, la transparente voz e intensa presencia (ahora sé es de Marika Tkkhelidze y Erisioni, un ensamble de voces masculinas e instrumentos nativos) el espléndido vestuario de evocaciones étnicas (confeccionado por Bakur Bakuradze) la gracia y destreza de los bailarines (con coreografía de Kakha Mchedlidze) nos atraparon, transportándonos a ese territorio entre montañas con vista al mar, de varones enérgicos, mujeres sublimes y alborozados niños que narran sus historias.

La saga de Georgia presenta el mito de la reina Tamara, el rudo entorno natural del frío y el aguante vigoroso de los hombres, los enamorados y su cortejo, el duelo entre amantes, la boda tradicional, las reuniones de mujeres, las invasiones guerreras, las luchas sangrientas a escudo y sable, el dulce sonido de viento, a través de la flauta Salamuri favorita de los pastores, la alegría de la nueva generación que celebra la vida con percusiones...

La saga de Georgia se expresa en el escenario: viril, con potentes danzas en las puntas de los pies, piruetas precisas, saltos acrobáticos y movimientos rápidos. También se manifiesta femenina, con una marcha flotante que se escurre con garbo en ondas ligeras, desplazamientos sincrónicos y delicados hacen el baile.

El tiempo se hizo breve al transcurso de la presentación. De reojo miré a las niñas contemplar gozosas las actuaciones en el escenario. El arte nos acercó a tierras lejanas, con una experiencia indeleble que nos hermana a personas distintas y otros puntos cardinales.

El georgiano es para nosotros un idioma distante, sin embargo, ahora tenemos en casa dos discos con versiones contemporáneas de canciones tradicionales que adquirimos a la salida del evento. Hay algo en sus voces, en el ritmo de su música que entendimos y nos hace vibrar.

A la usanza caucásica, pronunciamos a los artistas de Sakartvelo que nos visitaron en esta edición del Festival Internacional Tamaulipas, esa expresión para despedidas significativas, cuando las personas no esperan verse por largo tiempo: Mshvidobit (Adiós, la paz sea contigo).

Posdata sobre la desganada promoción: Samaia, el musical que hizo cinco fechas en Tamaulipas; es considerado por la crítica “un fenómeno que cada persona tiene que ver al menos una vez en su vida. Sin embargo, nuestro teatro estaba al 50% de su capacidad, no existía expectación alguna en nuestra población por su visita... once años y no se logra concentrar nuestras propias miradas en el escenario. Pero la chamba de organización incluye el paquete completo... a ver si al siguiente.

Fotografías tomadas de el sitio oficial de Samaia/Eva sin paraíso: columna en el Expresso, publicado el 19 de ocrubre de 2009

2 comentarios:

  1. A esto me refiero mi querida Eva (que bien chingo ya lo sè) ya no importa el dinero, es necesario que llegue a màs personas, lo ùnico que te faltò por mencionar fuè què tan concurrido estaba el teatro, hay algo que te tengo que aplaudir y alabar, felicidades por mostrarles ese hermoso mundo a tus hijas, creeme, nunca en la vida lo olvidaràn y siempre habrà un agradecimiento por ello. Saludos Eva, chido volverte a leer.

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  2. Lee hasta abajo Gio, en la podata dice que el teatro no se llenó... lástima por quienes pudiendo (con las condiciones del FIT) asistir no fueron. Ahora tendrán que ir a alcanzarlos en su grira por Rumania, Rusia, Turkía o Du bai.

    Y por los otros más... ni qué decir... será necesario ceer en la rencarnación para mantener la esperanza.

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