martes, 27 de diciembre de 2011

Vamos a la Jamaica y que ¡viva!

El antiguo edificio del 22 Allende, hoy sede del Museo Regional de Historia de Tamaulipas, recibió en sus jardines a las familias dispuestas al solaz el pasado domingo 11 de septiembre.
La Banda de música del Estado amenizó la verbena popular, se expuso una muestra iconográfica sobre la Independencia y hubo venta de antojitos mexicanos. El evento estaba programado para terminarse a las ocho de la noche, y aún cercanas las nueve, los parroquianos seguían la charla con entusiasmo: el cuerpo desparramado en las sillas, las manos sacudiendo el aire, las carcajadas vibrando en la otrora soledad de aquel recinto… 
Necesitamos tanto esto: reunirnos alguna vez para el convivio, sentirnos tranquilos, hacer nuestro lo nuestro. Para ello el personal del museo se ha puesto a hacer lo suyo. Avivaron un ciclo de conferencias cuyo motivo es la divulgación de temas que nos hablan de los ayeres que sin haberlos vivido también nos pertenecen, organizaron un ciclo de cine intitulado Cinema de barrio en el cual se exhiben películas de corte histórico, y ahora convocan en domingo a la Jamaica.
El maestro Francisco Ramos, responsable entre otras tareas del enlace de comunicación desde el Regional de Historia, explicaba que en antiguos carteles de la ciudad cuando se citaba a reuniones públicas, la usanza era invitar a la Jamaica. Quizá se le dijera de esta manera porque en las veladas no faltaba esta bebida mientras se departía con amenidad. Ahora se quiere retomar la tradición para darle a algún domingo del mes ese carácter festivo que refresque nuestros deshidratados adentros.
Un corredor extraordinario del Diecisiete Libre al Museo de Historia ampliaría las posibilidades de esparcimiento y foros culturales. El meollo aquí está en hermanarse… ¿Será posible qué se unan las autoridades municipales a esta iniciativa? Si los ciudadanos caminan cinco cuadras más para ampliar la posibilidad dominical… ¿Por qué no se vinculan las cosas desde los escritorios?
El compromiso no es sólo de una calle, de un día. Esta acción no justifica el abandono de otros lugares públicos. El ánimo de sumar nos beneficia a todos y además Señor Presidente, considérelo una buena oferta, pues le redituará en puntos de aceptación y sobre todo no se gastará un peso de más.
Posdata antes de la celebración posible: Qué cosa triste el preámbulo a esta fiesta nacional. El clamor generalizado es que la abortemos a manera de protesta pacífica por tantos dolores que nos acometen. Si nos llaman a gritar, guardar silencio. Igual que a la mayoría me duele ese intangible que es también una emoción en el pecho, y es la patria, pero lo he dicho antes, creo en los actos rituales… que mayor cosa no sucedió un 15 de septiembre sólo el cumpleaños de Porfirio Díaz, que el capricho de fundar un culto a su personalidad fortaleció los homenajes independentistas… sí en efecto, fueron los orígenes pero ahora este hecho se ha transfigurado en un símbolo de mexicanidad, en una afirmación de fortaleza. 
 Sé que estos últimos tiempos hemos vivido situaciones terribles, pero cuando veo a mis hijas también sé que son el porvenir de este pueblo, que ellas como usted y yo son México, y no puedo dejar de creer que no se merezcan [nos merezcamos] una apuesta a la esperanza, un subrayado en los aciertos que nos dan el orgullo de ser. No seamos aguafiestas, inconformémonos sin autoflagelarnos. Hay que decir ¡VIVA¡ por lo mejor que somos y para ser mejores. No quitemos el dedo del renglón para que se nos escuche, pero celebremos igual para atraer la bienaventuranza.
Columna publicada en el periódico Expreso de Cd. Victoria y La Razón de Tampico, Tamaulipas.
 Portales electrónicos: Gaceta.mx y La Región Tamaulipas.

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