sábado, 12 de febrero de 2011

Sueños al viento

Colombia y México escriben sus Sueños al viento
Por Eduardo Villegas

Sueños al viento, compilación de poetas colombianos y mexicanos, es una reunión de 33 autores inmersos en las ráfagas, en las caricias, en las melodías y en los secretos que abundan en el viento. En sus páginas predomina una voz cristalina que se acerca al mundo para vocearlo desde los cuatro puntos cardinales; así encontramos aires que arrastran aromas, polen, virus, deseos, suspiros, maldiciones… pero sobretodo, abundan los sueños de los necios, es decir, aquellos que cree en el amor a pesar de tanta soledad. Vibra también la necedad de aquellos que se levantan cada mañana a construir l paz en un territorio minado por la injusticia, llamada también hambre e ignorancia.
El sueño es una tarea colectiva que nos arrastra al canto, y en los poemas seleccionados cada quien eligió su estribillo y su tonada. Sus corrientes llevan versos tersos y otros ásperos, pero siempre producto de sus verdades lanzadas al viento. Digo, finalmente que este libro surgió a partir del VI Recital Internacional de Poesía desde el Sur, que organizó el poeta Zabier Harnández Buelvas, del Colectivo Poético y Cultural Sombrilla de Pasto, Nariño Colombia, y desde México comparten con ellos los integrantes de la Cofradía de Coyotes.



En el viento la palabra sueña
Iliana Rodríguez

“La historia y la poesía la hace el viento… Y las antologías también claro está.” Dijo León Felipe. El viento como antólogo mayor, dispersó nuestras palabras. Hizo girar las hojas, las lanzó en vilo y luego las reunió en otro árbol: en este libro.
De varias maneras se manifiestan los sueño al viento. Mientras algunos identifican l viento como la creación y el origen como Ramiro Rodríguez: “Prima se nos duerme el tío, / se le cierran sus ojos de sueño, / se nos duerme, se cubre de silencio, / se le cansan las palabras/ se nos vuelve polvo/ ceniza.”
La muerte, la noche, el viento y el sueño colindan en las páginas de esta antología. “Un vientecillo escapa al ladrido de la noche”, propone Celeste Alba Iris. Para ella, los sueños proceden de los aires nocturnos. Y como somos viento, descubre Norailiana Esparza Mandujano portamos “un corazón vacío de sueños estrellados.”
Al final, los poemas mismos son sueños que se lleva el viento. Unos pocos versos, una palabra quizá, seleccionará el antólogo mayor. ¿Habrá una palabra que nos cifre? Por lo pronto, abandonémonos al sueño gozoso de nuestras palabras. Dejémonos llevar venturosamente por el viento.
Publicado en el Ojo de Cíclope Suplemento Cultural
Periódico Expreso de Ciudad Victoria
Domingo 6 de febrero de 2011

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