La figura de Jesús pendiente en un muro de la iglesia, coronado de espinas, clavado en los maderos, semidesnudo sangrante con los ojos mirando hacia arriba, era tan estremecedora para mí como la de un pollo en venta de mercado: lánguido como tarde de verano y de pellejo tan amarillo como sol canicular, con la mirada detenida en otro momento, el cuello vencido; atravesado por un gancho enorme exhibiendo la muerte y la depredación de impúdica manera, mientras el carnicero espantaba las moscas con un sacudidor hecho con tiras de bolsas plásticas atadas a un palo de madera. Un fuerte aroma a pabilos y cera hirviente, un áspero olor de agonía terminal.
Nada personal en contra de los pollos si no todo lo contrario, yo como Pamela Anderson -defensora de los derechos de los animales, mejor conocida como C.J. Parker, la escultural salvavidas de aquella serie norteamericana de los noventas: Guardianes de la bahía- digo, “No es civilizado ni aceptable lo que Kentucky Fried Chicken hace a más de 750 millones de pollos cada año”.
Aunque creo que acusar sólo a los restaurantes que cocinan bajo la receta secreta del Coronel Sanders, es quedarse cortos. Favor de verificar otras cadenas de comida, otros criaderos de aves ponedoras o en engorda para consumo humano... de seguro el trato no es muy distinto que el dado por el proveedor de la primer cadena trasnacional de comida rápida en México.
Nada personal en contra de los avicultores, que en nuestro país generan cerca de 200 mil empleos buscando subir el volumen a las exportaciones limitadas por los protocolos sanitarios descuidados en México, al orientar la producción por décadas principalmente al consumo interno. La Unión Nacional de Avicultores en nuestro país declara ocupar el quinto lugar en lo que a producción de pollo a nivel mundial se refiere, es decir, casi tres millones de toneladas anuales que escasamente salen al mercado internacional. Europa nos compra anualmente 200 toneladas de huevo en polvo, que equivalen más o menos a dos mil toneladas de producto fresco. En contraste nosotros compramos 200 mil toneladas de carne de ave proveniente de los Estados Unidos, país al cual no hemos logrado incursionar como exportadores, pero se mantiene la esperanza firme de que el 2010 sea el año de la apertura mientras no se descartan los países asiáticos como Singapur o Corea, pues cuentan con protocolos sanitarios más accesibles.
Nada personal en contra de los avicultores, que en nuestro país generan cerca de 200 mil empleos buscando subir el volumen a las exportaciones limitadas por los protocolos sanitarios descuidados en México, al orientar la producción por décadas principalmente al consumo interno. La Unión Nacional de Avicultores en nuestro país declara ocupar el quinto lugar en lo que a producción de pollo a nivel mundial se refiere, es decir, casi tres millones de toneladas anuales que escasamente salen al mercado internacional. Europa nos compra anualmente 200 toneladas de huevo en polvo, que equivalen más o menos a dos mil toneladas de producto fresco. En contraste nosotros compramos 200 mil toneladas de carne de ave proveniente de los Estados Unidos, país al cual no hemos logrado incursionar como exportadores, pero se mantiene la esperanza firme de que el 2010 sea el año de la apertura mientras no se descartan los países asiáticos como Singapur o Corea, pues cuentan con protocolos sanitarios más accesibles.
Posdata, Guácala de pollo: Como decía, nada personal en cuanto a pollos o avicultores y sin embargo el estado de ánimo, el apetito, la vida social de los habitantes del primer cuadro de la ciudad capital ha venido cambiando con cierto tufillo a caca de pollo que el viento trae y las lluvias de mayo alborotaron al por mayor. El humor es cada vez más fuerte, y qué tanto es tantito para que llegue a los pasillos del palacio del 15 y suba hasta la particular. Ojalá no sea hasta entonces que terminen las granjas domésticas clandestinas en el primer cuadro. Mejor: caldo de pollo para la convalecencia; corazón de pollo que no se curte para actuar con malicia; baile del gallinazo para amenizar y mantenernos alegres; pero no más.
Eva sin paraíso: columna en el Expresso publicado el 8 de junio de 2009
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