Entre reclamos y satisfacción ella me dice que leyó el texto que encargué de tarea, y aún con la ayuda del diccionario apenas entendió el significado de las palabras, pues lucían deshilvanadas todas, como las cuentas de un collar que cobran sentido, vanidad o coquetería, en el cuello de alguien.
Ella, la de las palabras deshilvanadas, se preguntó a sí misma por el texto que tenía enfrente y no pudo responderse, así que se reunió con sus amigas de clase y me contó que discutieron por horas, se preguntaron entre sí y hasta preguntaron a otros en la búsqueda de significado.
Y primero sola y luego acompañada, y luego en clase, para luego conmigo por el pasillo enorgullecerse de que había entendido, de que ni siquiera era tan difícil, que entró y salió del laberinto airosa.
Entonces le dije que a mi también me daba gusto que hubiera entendido la lectura, que hubiera ido en búsqueda de respuestas: que se asomara a un libro de consulta, que interactuara con sus compañeras... que en eso consistía el acto lector, en asomarnos a nosotros mismos, en preguntarnos, en no asirnos a la certeza diaria, a nuestras cincuenta palabras, sino en socializar lo que el texto propone, y hacer nuestro espacio más amplio.
Ella se me quedó mirando convencida, como quien resuelve en ese momento un enigma de vida y me respondió: Úchalas, ya entiendo porque no me gusta la lectura. Es mucho trabajo.
Y ahora que el semestre está a término, me pregunto si advertirá lo bien que le van esas cuentas-palabras, collar de luz desde aquellas horas, pendientes en su cuello.
Ella, la de las palabras deshilvanadas, se preguntó a sí misma por el texto que tenía enfrente y no pudo responderse, así que se reunió con sus amigas de clase y me contó que discutieron por horas, se preguntaron entre sí y hasta preguntaron a otros en la búsqueda de significado.
Y primero sola y luego acompañada, y luego en clase, para luego conmigo por el pasillo enorgullecerse de que había entendido, de que ni siquiera era tan difícil, que entró y salió del laberinto airosa.
Entonces le dije que a mi también me daba gusto que hubiera entendido la lectura, que hubiera ido en búsqueda de respuestas: que se asomara a un libro de consulta, que interactuara con sus compañeras... que en eso consistía el acto lector, en asomarnos a nosotros mismos, en preguntarnos, en no asirnos a la certeza diaria, a nuestras cincuenta palabras, sino en socializar lo que el texto propone, y hacer nuestro espacio más amplio.
Ella se me quedó mirando convencida, como quien resuelve en ese momento un enigma de vida y me respondió: Úchalas, ya entiendo porque no me gusta la lectura. Es mucho trabajo.
Y ahora que el semestre está a término, me pregunto si advertirá lo bien que le van esas cuentas-palabras, collar de luz desde aquellas horas, pendientes en su cuello.
Celeste Alba Iris en el Primer Encuentro Voces en la Frontera. Mc Allen, Texas, 28 de mayo de 2004.
Posdata de Voces en la Frontera: El pasado 17 de abril, El Grupo Literario Canto Rodado de Reynosa y Voces del Río de McAllen, Texas, lanzaron su convocatoria al VI Encuentro de Literatura Voces en la Frontera Tamaulipas-Texas. Con esta actividad se mantienen en la constante de difusión de la literatura escrita en español, que se ha desarrollado en los estados de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila y Texas durante los últimos años. El Auditorio de Palm View Community Center ubicado en Mc Allen, será la sede donde se reunirán, los próximos 12 y 13 de Junio, los escritores y estudiantes interesados en compartir sus obras en los géneros de cuento, poesía y ensayo. Además, esta vez dentro del programa de actividades se realizará un homenaje al legendario luchador, El Santo, celebrando su vigésimo quinto aniversario luctuoso con una exposición de carteles de películas del Santo y fotografías. Aquellos que decidan asistir deberán confirmar su asistencia a más tardar el 30 de mayo con el organizador del evento, escritor del Vampiro del Río Grande, Roberto de la Torre: rdelatorreh@aol.com.
Eva sin paraíso: columna en el Expresso, publicada lunes 4 de mayo.
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