La Patita...
Cuando era niña mi papá compró una colección de discos de acetato de Cri Cri que nos llegó por correo. Las tardes de fin de semana eran de escuchar La Muñeca Fea, El Negrito Sandía, La Negrita Cucurumbé, La Merienda, Los Tres Cochinitos, El Chorrito … y otras que en verdad aún me gustan tanto como entonces. Esos temas, sin lugar a dudas, marcaron los ritmos y las imágenes de mi infancia, tanto que ahora que está próximo el Día Mundial de la Educación Ambiental, los primeros versos de la canción de La patita se me antojan a manera de audio promocional de una campaña que motive a dejar de lado las bolsas plásticas que de manera gratuita nos ofrecen en las tiendas. Evas a lo vintage saliendo de compras con su canasto contemporáneo actualizado en términos de portabilidad y comodidad. Para las amantes de la moda podría haber con firma de diseñador.
Y es que nuestro uso irracional, raya en un abuso de caras consecuencias: menos del 1% de las bolsas que usamos se reciclan, pues cuesta más barato, desde el mezquino punto de vista económico, producir una nueva. Sólo recuerda la vez más reciente que compraste frutas o verduras, seguro que cada variedad la embolsabas de manera individual para llevarla a la báscula, y a la hora de pagar, todo eso fue a parar en una bolsa plástica a
Se requiere voluntad para comenzar a descontaminar nuestro espacio. Por lo pronto, ya compré mi bolsa verde y comienzo a hacer costumbre su uso. La guardo en la cajuela del auto, pero me sucede a veces, que ya en la fila de pago cerca de la caja es cuando recuerdo que tenía que bajarla para poder abstenerme de por lo menos alguna bolsas plásticas. Entonces, si la compra es pequeña y manejable prefiero llevarla en mi bolso o manos. De esta manera, según mis conservadores cálculos si elimino de mi uso una nueva bolsa plástica por día, ahorraría siete bolsas a la semana, por lo menos veintiocho al mes y mínimo trescientos sesenta y cinco al año. En una década, sólo esta Eva excluiría a la tierra de la contaminación de por lo menos tres mil seiscientos cincuenta bolsas… ¿cuántas más si lo hacemos juntos?
La ciudad de San Francisco, en Estados unidos, calculó que anualmente utilizaba un promedio de doscientos millones de bolsas de plástico, lo cual se traducía en tres millones de litros de petróleo necesarios para su producción y el transcurso de mil años para disolver su poder letal… ahora, si en Tamaulipas, de acuerdo a con el Conteo de Población realizado en el 2005, somos aproximadamente un poco más de 3 020 225 habitantes… y todos prescindiéramos por lo menos de una bolsa por día, estaríamos quitándole noventa millones de residuos tóxicos por mes a nuestro estado.
Requerimos reglamentaciones nacionales y locales más determinantes para combatir tan sólo la plaga de las bolsas de plástico. Tanto la SEMARNAT como la SEP tienen el gran reto de establecer y hacer efectivas regulaciones, así como fomentar una cultura de respeto al medio ambiente, respectivamente, lo cual contribuiría a resolver el grave problema de la contaminación, educando a los ciudadanos en formas de consumo y en la protección del planeta.
Posdata del pecado social cometido: El Cardenal Gianfranco Girotti, regente del Tribunal de la Penitenciaría Apostólica del Vaticano, presentó el 10 de marzo de 2008, una nueva lista de pecados cuya denominación es Pecados Sociales. Al parecer los tradicionales siete pecados, enlistados hace mil quinientos años por el Papa Gregorio I, nos estaban quedando cortos en la actualidad.
Y precisamente condena como la tercera nueva ofensa a Dios, acciones tales, como usar indiscriminadamente bolsas plásticas. Bueno, más exactamente la tercera sentencia en sí reza: No contaminarás el medio ambiente.
Hermanos pecadores, yo les propongo hacer penitencia y no usar por lo menos una bolsa plástica al día.
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