jueves, 4 de abril de 2013

La primera que sí pudo




Campeona en el peso de las ocho letras de la palabra, Soraya Jiménez Mendivil, nuestra pesista dorada, volvió a sorprender a este país con su inesperado deceso.
Ella fue de oro cuando nadie lo esperaba, tan resignados estábamos entonces a no brillar. Aún ahora nuestros talentos se consumen en la tibieza burocrática de autoridades deportivas y en la codicia de quienes han hecho un negocio personal con la sed de rendimiento de otros.




Lo he vivido, el equipo estaba preparándose con asistentes y encargados mientras quien debiera entrenarle vacacionaba en Cancún y mandaba a cobrar la cuota a los padres de familia vía SMS. Y así sigue andando esto, a sabiendas de muchos: pago siempre sin recibo, competencia amistosa, festival navideño, campamento, coreografía, implementos y uniformes…. buen cobijo  ahora hasta en el polideportivo.

A Soraya quien nos dio la victoria de llevar a México a lo más alto del pódium, de ver nuestra bandera izada por encima, de que se escuchara el himno mexicano  y le rindieran homenaje. A la Soraya que cargó más de 200 kilos y nos mostró que se puede ser mujer de la manera menos acostumbrada, que es posible ganar en medio de la simulación y la falta de apoyos.



A esa Soraya, la presidenta de la Federación Mexicana de Halterofilia y funcionarios de la Consejo Nacional del Deporte, la condenaron públicamente de tramposa (positivo de dopaje y documentos académicos falsos), rompiendo el código de confidencialidad pronunciaron su nombre dentro de un festín mediático de lodo, la inhabilitaron para competir durante un tiempo, le negaron el paso a su gimnasio. Pero Soraya, siempre tenaz, cuando al fin pudo desmentir todo bajo constancia del Comité Olímpico Internacional, no aceptó la presencia de Nelson Vargas, entonces titular de la CONADE, en la rueda de prensa que ponía fin  a  presunciones, habladurías y castigos. También ahora, a deseo manifestado en vida, prescindió de homenajes post mortem. Una sencilla guardia de honor a los costados de su féretro, la bandera del Comité Olímpico cubriéndolo, y los aplausos de despedida al partir hacia el incinerador.
El CDOM instalará un busto de bronce con su imagen en el  "Paseo Olímpico” para recordar a la primer mujer mexicana que sí pudo, más que con las pesas con esos otros kilos opresores que son la falta de atención y presupuesto, la marginación de las disciplinas no mediáticas, el cacicazgo de las Federaciones, el consentimiento oficialmente irrestricto a cualquier decisión de los entrenadores, la presión desde los escritorios para que las medallas de otros justifiquen su trabajo.
Soraya, quien se retiró del alto rendimiento para sumar después 14 operaciones en su pierna izquierda, la extracción de su pulmón derecho, tres estancias clínicas en terapia intensiva por influenza, 15 días en estado de coma, y seis paros cardiorespiratorios, parece dejarnos a reflexión si las exigencias competitivas no tienen cierto carácter criminal. Habrá que preguntarnos en cortito ¿qué hace el ITD, por ejemplo, ante la mínima sospecha o queja de abuso emocional y lesiones de sus talentos? ¿A quién procuramos desde casa? ¿qué maquillaje usamos para tapar lo que ni con un dedo? La responsable de andar armando escenarios a capricho, entrenada en la mentira y sin cuentas claras en la Federación de Halterofilia fue sancionada en su momento… ¿de qué manera ajustamos desde aquí a los que han desarrollado el músculo roba sueños?
Soraya, la rompe récords, la rompe esquemas, un día dijo a sus médicos "me doy de alta voluntaria y asumo el riesgo"  pidió un taxi y se fue "si me voy a morir, que sea en mi casa.” Y la muerte, ese  "descanso sin fin"  llegó como lo solicitó: a domicilio.
Soraya Jiménez Mendivil, descansa en paz en tu retiro eterno. No hay duda, tu nombre está inscrito en la gloria. Con tu pasión y entrega nos has comprometido a ser mejores.
 Columna publicada en el periódico Expreso de Cd. Victoria y La Razón de Tampico, Tamaulipas. 
Portales electrónicos: Gaceta.mx y La Región Tamaulipas.
 Publicado el  04 de abril, 2013.

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