domingo, 14 de noviembre de 2010

Conmorir en su legado


En muchos sentidos este 2010 ha sido un año luctuoso. La muerte trae filo en la guadaña y ha estado muy afanada en su labor.
Ahora mientras escribo, hay un altar en casa. Las flamas de las veladoras iluminan los rostros en las fotografías de mis muertos consanguíneos.
Ahora mientras escribo, hacen el camino de vuelta a la memoria, esos otros también cercanos. Quienes dejaron su vida terrenal pero con sus obras construyeron un legado para todos.

El pasado 25 de octubre, Isabel Ridaura Sanz, académica y promotora cultural nacida en el puerto de Tampico hace sesenta y siete años, soltó las amarras y fue a navegar otras profundidades.
Isabel, heredera del compromiso y entrega de sus padres: Vicente Ridaura y la Dra. Cecilia Sanz, fue activista en la zona sur del estado. Amiga de artistas, intelectuales y locos visionarios con los que ayudó a mover la rueda del quehacer humanístico y social desde una de las esquinas fuertes de Tamaulipas...
El 28 de agosto, mientras atravesaba la Macroplaza en Monterrey, recibí una llamada: Chava a sus cincuenta y cinco recibiría un homenaje póstumo, al cual debido a la distancia, yo no podría asistir de cuerpo presente. Salvador Díaz Urbina, falleció en Victoria, la ciudad que lo adoptó años atrás cuando llegó con el nombre de Salvador Regazzoni, su pantomima y otras técnicas de actuación a nuestros foros artísticos.
Se quedó a hacer sonrisas, aplausos, enseñanzas y familia. Delineó el perfil del personaje: Chava Cuentacuentos, con el que recorrió la geografía tamaulipeca visitando escuelas, plazas, otros escenarios al aire libre, teatros, festivales y hasta las ondas sonoras de la radio estatal...
También con el verano en pleno, Carlos Gonzáles Salas, cronista vitalicio de Tampico, partió el 20 de julio dejando lo azul a los ochenta y ocho de edad. Lo ataviaron para la despedida con su traje de Doctor en Cánones de la Iglesia Católica y su birrete Honoris Causa otorgado por el Instituto de Estudios Superiores de Tamaulipas.
Su fecunda obra de creación suma más de ochenta volúmenes que van desde los temas filosóficos, históricos, sociológicos y literarios. Hombre de fe e ideales, más allá de los libros emprendió muchas otras causas que transformaron el desarrollo en la región…
Pedro Banda Salazar, pintor nacido en “el 18 Guerrero, número 202” en la capital del estado, murió a los setenta y nueve el pasado 16 de marzo en la Ciudad de México.
Banda, encontró los colores de la pobreza, los matizó en tonos vibrantes y pinceladas expresionistas. El argumento de su obra se mantuvo en el campo y la gente de lucha. Una mirada crítica que hizo de su captura en el lienzo otras formas de protesta…
Estos cuatro personajes son miembros vitales de Tamaulipas, la luz de sus días se manifiesta con todo el vigor mientras convivimos y conmorimos en su legado.
Descansen en paz.
Eva sin paraíso: columna publicada en el Expreso de Cd. Victoria y La Razón de Tampico
Imagen tomada de la red

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.