La vena Vigotskiana de los maestros pulsa, el Mundial de Fútbol representa para la educación una oportunidad constructiva de aprendizaje. Así, los alumnos del país que vean los partidos desde el aula podrán ejercitar sus razonamientos matemáticos, practicar geometría y geografía
entre otras materias del programa. Hablando con propiedad pedagógica, también podemos llamarle al Mundial: eje integrador de contenidos.
Leí una noticia acerca de una niña que pudo salvar la vida de su hermano menor, porque había aprendido viendo a Bob Esponja, cómo practicar primeros auxilios en caso de ahogo. No le extrañe entonces que más adelante las caricaturas también lleven sus enseñanzas intramuros avaladas por las autoridades educativas.
¿Ha pensado lo formativo que puede ser para su hijos el ver telenovelas? No le sorprenda que las retransmisiones matutinas también las autoricen en horario de clase por su alto contenido sociológico.
Cuatro años atrás, el Ministerio de Educación argentino y el gobierno Alemán presentaron el libro “La escuela, los medios y el Mundial de Fútbol Alemania 2006”, el ejemplar expuso un plan de actividades para realizarse en clase que vinculaba su programa educativo con el evento internacional. Para este 2010 también han preparado materiales didácticos junto a la Asociación de Fútbol Argentino, por ello los partidos se programaran libremente en las aulas de algunas provincias.
En México, los maestros se quejan con frecuencia que el tiempo de clase les es insuficiente para cubrir las demandas del programa... entonces ¿cómo autorizar ver un juego en horario de trabajo?
Si algo ha dicho al respecto José Manuel Assad Montelongo, me lo perdí, pero en cambio su homólogo hasta la semana pasada en Coahuila, Víctor Zamora, advirtió ante el descontento generalizado que “no se permitirán televisores y celulares con este servicio en las aulas, para no entorpecer las labores de educación.” Ya veremos cómo lo resuelve el nuevo titular, Samuel Rodríguez Pérez.
Se que es riesgoso dar una opinión contraria en estos ardientes tiempos de fanatismo futbolero pero hay reclamos que el ronco pecho no debe guardar. A sabiendas de la rechifla y trompetillas que mi parecer pueda poner en pie, creo que no es prudente dejar la puerta abierta a la enajenación desde el aula. Es difícil navegar contracorriente y prácticamente imposible en temporada de tsunamis deportivos mediáticos. Además, con permiso o no, alumnos y maestros que amen el fútbol verán la forma de no perderse la función.

dos horas de labor mirando un partido que de cualquier manera podrá verse después. De ser necesario, que encarguen a sus alumnos ver el juego en casa para reforzar los conocimientos adquiridos en el aula... ya verán con qué gusto
se hace la tarea.
¿Se podrá estudiar gramática viendo las jugadas? Por instrucciones institucionales, mañana suspenderé mi clase para que los futuros licenciados en educación no se pierdan su partido de fut...
ResponderEliminar¿Será que hay poesía en un balón?