miércoles, 19 de agosto de 2009

Vacaciones a volar

A mitad del verano las vacaciones comienzan a diluirse. Poco a poco la vida se acomoda a la rutina: el trabajo, la escuela y los pendientes cotidianos nos devuelven el rostro de los días en el espejo para recordarnos que sólo era cuestión de unos puntos suspensivos antes de retomar el párrafo vital que veníamos escribiendo.
Los principales destinos turísticos en México siguen cotizándose en dólares, no obstante los más -y aún pocos de acuerdo a las expectativas- visitantes nacionales que buscan la manera de ahorrase unos pesos. Los extranjeros siguen brillando por su sentida ausencia. Vacacionar en nuestro país es sanitariamente seguro, declaró desde el pasado mes de mayo, el secretario de Salud, José ángeles Córdova Villalobos, al parecer sus palabras tuv
ieron poco eco. ¿Cómo es posible que los virus distingan pasaporte y zonas hoteleras? se preguntará la gran mayoría de güeros que abarrotaban las playas de Vallarta, Los Cabos, Acapulco o Cancún.
Las líneas aéreas no acaban por despegar y ofrecen promociones al por mayor. En este momento podemos pagar nuestros viajes todo incluido, hasta en 18 meses sin intereses. También de edición 2009, lo pocas veces visto, un vuelo al interior de los Estados Unidos desde las vecinas ciudades fronterizas, puede tener el mismo costo o más alto que hacerlo desde nuestro país.
Y la ironía vigente: Es más barato viajar en aerolíneas mexicanas desde el Distrito Federal a Miami, que volar desde cualquier municipio de nuestro estado a la capital de la república. Poco tienen que ver la geografía y la distancia, las leyes del mercado son así. Para llegar a la Florida sin escalas hay muy pocas opciones, los vuelos se han fracturado vía Cancún, dando oportunidad de esta manera de hacerlos rentables, al permitir mediante la escala llevar viajeros del centro del país al caribe mexicano y después partir haciendo conexión o canje de pasajeros. De esta manera hay menos vuelos mexicanos con destinos internacionales de veinticinco personas abordo, es decir al diez por ciento de su capacidad.
Quienes parecen no entender su severa realidad son los trabajadores de las aerolíneas. Si llama uno al número gratuito para larga distancia, pueden pasar tres días antes que contesten, y durante las setenta y dos horas que dura el numerito, escuchará absurdos mayúsculos tales como una grabación que ofrece una disculpa por esa tortura que pone a prueba nuestra paciencia: estamos mejorando nuestro sistema de atención, justo ahora en temporada alta, aguante con estoicismo que en algún momento le atenderemos. Aún así, es menos frustrante adquirir un boleto por Internet o vía telefónica que vérselas con empleadas de mostrador: mal entrenadas, mal encaradas y con escasa disposición. La mejor sugerencia que la mayoría de estas muchachas dan es el ochocientos o la dirección electrónica de la empresa para la cual trabajan. Es de suponer, no reciben ninguna comisión y un cliente satisfecho no lo traducen como la razón de ser de su trabajo.
Si de sobrecargos se trata, igual estarán mal humorados en espera de que el avión aterrice. Darán entre ellos información contradictoria, y si pregunta por que le ha quedado duda, le dirán que ese es el problema de no permanecer atento cuando ellos están dando las instrucciones. Gracias por su información.
POSDATA GARANTIZADA: Los afortunados que deshacen sus maletas tras sus paseos veraniegos, habrán de requerir un reacomodo de chacras de no tomar en serio la siguiente sugerencia. Vacaciones de primera etapa, tendrán lugar después de reservar sus fechas, pues esta sola fase es una ardua jornada. Luego, vacaciones post destino turístico, permitirán ese ansiado periodo de descanso para recuperarse del recreo autoinfringido y creánlo, nos harán sublimar las actividades habituales.
Eva sin paraíso: columna en el Expresso, publicada lunes 10 de agosto 2009.
Fotografía de Clarissa Alegría
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