jueves, 5 de febrero de 2009

La historia de un viernes sin ganadores: literatura en Tamaulipas

Esta es la historia de un viernes del penúltimo día, del primer mes del año. Esta es la historia de un viernes desdibujado, un viernes de a fuerzas con apariencia de otro evento más para salir del paso.
Esta es la historia de un viernes que alguno soñó por años: la palabra que buscó, el esfuerzo por renglones. Ese pulir del verso y la mejor historia por contar.
Esta también es la historia de Eva que al escribir se pone la soga al cuello, el blanco en el pecho. Que sabe que el teléfono puede sonar para recordarle a su madre, que ya no más en la lista, que ciertas miradas se extraviarán disimuladamente para no extenderle un saludo… sin embargo, hace tiempo lo sé, camino fuera del paraíso.
Esta es la historia de la Ceremonia de Premiación a los Concursos Literarios del ITCA que se realizó el viernes 30 de enero en el auditorio del Museo Regional de Historia de Tamaulipas. La historia de un evento a penas, del más importante evento de literatura en la entidad, que no mereció la presencia de por lo menos una sola de las autoridades de primer nivel. Pareciera que para el gobierno nuestras letras no tienen esa categoría. Vamos, ni siquiera el Director del ITCA, la institución convocante, se apersonó. En su lugar, un convaleciente director de área, una secretaria de departamento y otros subordinados e invitados intentaban dignificar el momento.
Como es costumbre se comenzó tarde, y como es costumbre también el pequeño recinto nos quedó muy grande a los asistentes. La cobertura por parte de los medios informativos: mínima. El conductor del evento con su bien trabajada voz nos dio la bienvenida, vestía playera con estampado al frente y una chamarra de vinil… y era la gala, es decir, la entrega máxima, los reconocimientos a los mejores escritores de Tamaulipas por su trabajo inscrito en el certamen 2008.
No hubo preámbulo alguno, el joven del micrófono anunciaba el nombre del concurso y enseguida a los ganadores de los premios y menciones, pero muchos de ellos tampoco estaban presentes esa noche y su ausencia resonaba mientras los aplausos y las miradas iban en su búsqueda por entre las sillas y pasillos del lugar. Hubo, en cambio, quien hizo la distancia por carretera, dejó trabajo y familia por esos treinta segundos de reducidas glorias. Se les dijo: felicidades, vengan por su premio que aquí los esperamos con el cheque prometido en la convocatoria, pero no pagamos pasajes y aunque hayamos programado el evento a las 7 de la noche, tampoco nos hacemos responsables de su cena ni hotel y no, no podemos depositarles pues tienen que venir a firmar de recibido.
Todo pasó tan de prisa esa noche, los asistentes no conocimos si quiera una semblanza de los ganadores. Hubo palabras por parte de los concursantes ganadores, a cargo del narrador Marcos Rodríguez Leija, quien subrayó la importancia de la literatura y su promoción; palabras por parte del jurado a cargo de la pintora Laura Casamitjana, quien insistió sobre poner atención a los trabajos inscritos a concurso y que son plagios comprobables; palabras a cargo del titular de Fomento Cultural del ITCA, Medardo Treviño, quien dijo que a finales de año nos presentarían los libros con los trabajos de los ganadores y que con acciones como estas el gobierno cumplía. Luego más aplausos, la foto oficial, felicitaciones, pasen al ambigú… así la historia de bajo perfil, poco presupuesto y el rapidito que escribimos todos en las páginas del quehacer y promoción de las letras en Tamaulipas.


Posdata desde mi envestidura de jurado: Me parece oportuno mencionar que de tiempo atrás he formado parte del cuerpo dictaminador de las obras inscritas a los concursos literarios del ITCA. Luego de esto, no sé si sea requerida mi lectura y opinión de nueva cuenta, pero aún así creo conveniente decir que es una verdadera pena la poca promoción que se realiza a los certámenes, pues dudo que en el estado haya tan pocas personas interesadas -como los inscritos- en competir por una publicación, estímulo económico y reconocimiento como este, que al fin y al cabo es la mayor presea institucional del estado. Una convocatoria más exhaustiva asegura también la posibilidad de mejores competidores, lo cual incide en el prestigio del premio, de la institución convocante y de las letras. Pero nada de esto es posible sin presupuesto y un responsable comprometido, y en Tamaulipas tenemos varios años con la jefatura de literatura acéfala… sólo un equipo de valientes sin voz, ni voto, sacando la chamba, buscando que el Departamento no se desmorone, ¿De veras no hay nadie con capacidad para asumir ese compromiso? ¿Es esto lo que merecemos y esta la manera en que se nos cumple?
Pero no vayamos a mal entender. Yo por mi parte, no, gracias. Esta madre Eva aún sigue en etapa de crianza
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Eva sin paraíso: columna en el Expresso publicada lunes 2 de Febrero 2009
Imagen: Invitación electrónica enviada a Celeste Alba Iris por el ITCA

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