miércoles, 7 de enero de 2009

¡Qué aguante!

Aguantamos las peregrinaciones, sus matachines entorpeciéndonos la circulación por las calles, los festivales navideños de nuestros hijos y toda la indumentaria para la ocasión que no se volverá a usar, la entrega de calificaciones escolares y esos números en la boleta que nos lindan entre la culpa y la satisfacción, la posada del trabajo y su rifa sin tino a nuestro número de cada año, los intercambios de regalos y el obsequio… ¿qué no era de ciento cincuenta para arriba?, las cartas a Santa Clos corregidas: escoge uno, bueno si quieres pon otros dos…ya veremos qué te deja bajo el pino, los centros comerciales atestados de personas, el podercillo fugaz que nos brinda el despilfarro, los niños de vacaciones y la dulce tibieza de quedarnos por la mañana un rato más en la cama, la visita de los familiares políticos y el baño de casa siempre ocupado, los cohetes, la piñata, los tamales, la pierna, el lomo, más de una bebida, otros platillos, los trastos interminables y las bolsas de basura que rinden en proporción contraria al aguinaldo, las desveladas, ese dolor del siguiente día partiéndonos en dos la cabeza, el recalentado, otro guiso de los amigos y vecinos, la maleta, el viaje para estar con la familia, la carretera que nos abrevia la distancia, el timbre que estábamos esperando, la algarabía de la bienvenida, seguir la comelitona y nada de ejercicio, el tiempo se mide apenas y, sin embargo, va como si nada extraordinario, nos tocó de trescientos cincuenta pero cómo nos reímos, parecemos badajos de campana: de una casa a otra…, el año que se acaba a las doce, ya se nos adelantaron en Australia, los abrazos, destapen la botella, a levantar las copas y aquel vacío de la ausencia que no queremos que duela, los planes fuera del congelador, y que esta vez no se repita, lo bienaventurados de estar vivos y no más suicidios, baste con agradecer, aquí vamos de nuevo, no acabó nada, renovemos los votos, aplaudamos fuerte, la fe nos mantenga erguidos ante amenazas militares y muros, crisis financieras y atentados mediáticos, un poco de pimienta esa pelea primera del 2009, ya me agarró la gripa y vamos comenzando, volver a casa con el ánimo alivianado, los montones de ropa sucia, el trabajo en espera, el estado de cuenta por llegar, ese saldo ineludible, la rosca de reyes ya está a la venta, a ver a quién le toca el niño y los tamales el día dos, hoy no cocino mejor escribo, ustedes lean.

POSDATA de los propósitos de año nuevo: En esto de las metas por inicio de año existen diferentes posturas, hay quienes sostienen que cualquier fecha es adecuada para darnos la oportunidad del cambio, y eso de esperar a fin de año es mero conformismo. Hay los que creen que los ciclos son importantes y los calendarios como tales imprescindibles para la sobrevivencia. Como sea, en esta ecléctica época yo digo, por qué no a la introspección y al balance de fin de año, marcarnos objetivos con vigencia a 2010 sin olvidar que cada momento es ocasión para mejorar. Todo vale, ya se ha dicho, en la guerra y el amor.



He aquí doce intenciones renovadas para consolidarse mientras transcurre el presente almanaque:
1.- Pocas lágrimas
2.- Más vigor
3.- Carcajadas sonoras
4.- Menos gestos
5.- Mucha palabra
6.- Baños de prudencia
7.- Nuevos lugares
8.- Otras personas
9.- Espacio ventilado
10.- Permiso amplio
11.- Buen ritmo
12.- Respiración profunda

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