miércoles, 26 de noviembre de 2008

De cómo llegó a casa El Genio de Presa

Somos una familia con un corredor amplio.
Dormimos de fijo en nuestro espacio, mis dos hijas, nuestro perro, los dos hamsters, las cuatro tortugas, mi marido, yo, y con frecuencia algunos amigos o familiares.

Jerges Yapur estuvo con nosotros en Octubre, vino a ver en el Centro Cultural, la exposición Botero en Tamaulipas, que muestra la visión del artista colombiano sobre la violencia en su país, pero antes a casa llegó con queso y chorizo huasteco, el libro de narrativa: Líneas Paralelas de la escritora tapatía, Ruth Levy, una botella de Concha y Toro y el Genio de Presa.
Nos acompañó al teatro. Escuchamos a los 10 tenores en el Amalia. Fue un espectáculo agradable. El concepto de los tenores es una mezcla de los Back Street Boys, los Hermanos Zavala y una propuesta de repertorio muy a lo Vintage. Nada que perder: Jóvenes, bien parecidos, con buen ritmo, voz estudiada y canciones clásicas e insertas en el imaginario colectivo: Éxito seguro.
Aún recordamos a Jerges con su bata de baño, su largo oscuro cabello húmedo, y su andar augusto por el corredor, donde él mismo colocó al Genio de Presa. Ya en la foto del recuerdo, con imaginación parecemos una familia de jet set. Y como lo más probable es que nunca salgamos en el Hola, he redactado este pie de foto para la ocasión: En la sala del corredor de casa, acompañados de su amigo el pintor, los Olivares exhiben esta pieza de la colección Eclosión del 2004.

Fotografías tomadas por Celeste Alba Iris y Lázaro Torres



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