domingo, 11 de diciembre de 2011

Ser o no ser según el Registro Civil

Como si no fuera bastante conmigo misma, como si no fuera suficiente ser quien soy, como si tuviera club de fans y el mercado diera para otro personaje con mi nombre, como si alguien hubiera querido clonar mi identidad, como si de pronto emergiera por generación espontánea, como si la imagen de mi espejo al fin se hubiera decidido a cruzarlo para andar por ahí, como si me hubieran separado de una gemela siamesa y entonces tuviéramos documentos con mínimas variantes, como si eso de ¨únicos e irrepetibles¨ fueran opciones en universos paralelos, como si fuera lo suficientemente popular para que hubiese de mi una versión pirata, como si fuera lo bastante malograda para volverme a reinventar por necesidad, como si tuviera un reemplazo oficial, un yo alternativo, como si me hubiera extraviado y me encontrara  dos veces…
Por esos andares de trámites administrativos que en la vida se van dando, me enteré al mismo tiempo del joven tras el escritorio, que habemos dos mujeres llamadas igual, que vivimos donde mismo, que somos esposa de un hombre desde hace más de una  década y tenemos dos hijas. No aclaraba la información que obtenía desde la red, el reciente cambio de domicilio. Ambas residimos en la dirección de antes y seguimos recibiendo llamadas en el mismo número telefónico. Pero esta soy yo, y también la otra. Por favor, termine la gestión, le insistí.
El joven se negó. Vaya y bórrese de usted, me dijo. Busque que la integren. Sea una sola. No puede tener datos de repuesto. Nadie debe nacer dos veces en el mismo archivo del  Registro Civil.
Asentí. Me asusta la neurosis documental.
¿Pero quién me duplicó en esa forma? Ahora resulta que la yo de la credencial de elector, la de la licencia de conducir, la del pasaporte… tenemos rasgos en común, nos parecemos en la fotografía pero con distinto folio personal.
Los números nos vuelven otros.
La mayoría preferimos mirar por encimita, hacer como que vemos. ¿De qué otra manera explicar la incongruencia? Cada uno es al antojo de quien llena el formato. Nos repetimos tantas veces según el humor de quien no se fija, hasta que llega el día cuando una persona nos mira de arriba a abajo, nos coteja escrupulosamente, y nos acepta o nos rechaza.
Ahora tendré que levantarme temprano y explicar al de atrás de un mostrador: cómo y por qué es que yo, soy yo. Llevo una vida en ello y aún no se si pueda hacérselo entender a otro. Sé que usted sabe de esto, ciertamente es difícil.
¿Y los que se equivocan desdoblando a uno de esa manera? A quienes debemos la gracia del desajuste también tienen nombre y apellidos. Espero que por lo menos la corrección de erratas no tenga cargo.
Mañana comienzo a restablecer mi identidad, tal cual, papel por papel desde el principio.

Columna publicada en el periódico Expreso de Cd. Victoria y La Razón de Tampico, Tamaulipas.
 Portales electrónicos: Gaceta.mx y La Región Tamaulipas.

3 comentarios:

  1. ASÍ LLEGÓ AL BUZÓN:

    Mi joven y querida amiga:
    De todo corazón deseo que desfacer el entuerto, en tu caso, no tenga cargos, que baste con llevar papeles probatorios a cada ventanilla, que sí tendrá gasto de tiempo y energía, sin embargo. Ojalá encuentres al culpable y puedas levantar una queja en su contra aunque sólo sirva para que sea más cuidadoso en el futuro. Yo no tuve esa suerte.

    (...)

    No quiero asustarte, ignoro en qué nivel gubernamental está la duplicación de tu personalidad, pero me parece importante enterarte de cómo se las gastan con eso de los nombres. Creo que podemos formar un club de dobles personalidades anónimas, a ver si así se corrigen más fácilmente, ¿no crees?

    Va otro abrazo familiar. Gracias por tus gratísimos envíos.

    Beatriz

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  2. ASÍ LLEGÓ AL BUZÓN:

    ¿y esa multiplicación? ¿será un reconocimiento de que usted vale por dos?
    Saludos...y éxito en las andanzas administrativas.

    Sergio Cárdenas

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  3. ASÍ SE PUBLICÓ EN EL MURO:

    se cumplió eso de Alter-Ego, jajajajaj

    Marisol Vera Guerra

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