viernes, 5 de febrero de 2010

Cáncer: la mórbida tasa


Supe que una noche el sueño le ganó con el cigarrillo en la boca. Una úlcera en sus labios persistió entre remedios y sangrado. Luego aquello comenzó a ser erosión, grieta que impedía el alimento; la palabra. No conocí al padre de mi padre pero supe que la morfina fue su consuelo final.
El abuelo Luis se enteró que tenía cáncer cuando los días ya no eran suficientes para apagarlo o escupirlo de su cuerpo. Eso sucedió hace más de 50 años y sin embargo ahora, los tumores malignos se han colocado como la segunda causa de muerte en nuestro país e inclusive a nivel internacional.
La Secretaría de Salud en México promedia 60 mil personas extintas por cáncer anualmente, lo que representa cerca de un 12 por ciento de nuestros difuntos.
Si los números no han cambiado del pasado verano a la fecha, la Dirección del Centro Oncológico de Tamaulipas valida nuestro nada honroso octavo lugar a nivel nacional, en cuanto a muertes tan sólo de mujeres con carcinoma en los senos.
Al frente del recuento está el municipio de Tampico con 36 fallecimientos en el primer semestre de 2009, de cerca seguido por las 20 defunciones que hubo en el mismo período por esta causa en Reynosa.
Un pronóstico de mal tiempo y peor cara, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), comunicado por la Unidad de Tumores Mixtos del Hospital General de México, incluye a 84 millones de personas que fallecerán a causa de esta enfermedad en la siguiente década... ¿Quién se anota como candidato para integrase a la estadística?
Cierto que de algo habremos de morir, pero la paradoja es que el 40 por ciento de los idos por este mal quizá continuarían aquí esperando otra manera para despedirse en definitiva, ya que dicho también por la OMS, el 40 por ciento de todos los casos de cáncer son curables diagnosticados a tiempo. Además que podríamos restar al cementerio la incidencia con posibilidades de prevención como el cáncer de pulmón, mama o cérvico uterino, entre otros.
Pero que nos subamos al ring a ponernos contra el cáncer, resulta para algunos un próspero negocio, siguiendo la Unidad de Inteligencia de la publicación The Economist, tratar el mal requiere un amplio presupuesto. Sólo en 2009 el costo para abatir este padecimiento fue de 286 billones de dólares a nivel mundial. ¿Quién pide bajarse de esta mórbida tasa loca?
El cuatro de febrero de cada año se nos recuerda que seguimos en pie de lucha con esta enfermedad, de ahí que la nueva campaña lanzada por la Unión Internacional Contra el mal del cangrejo rece: “El cáncer también se puede prevenir.” A sabiendas de mi marcha por el sin paraíso, me enlisto como promotora del alivio en lo que cabe la alternativa. ¿Quién me acompaña? 
Eva sin paraíso: columna publicada en el Expresso de Ciudad Victoria el 1 de febrero y en La Razón de Tampico el 2 de febrero.
Imagen tomada de: gradschool.toolbox.net

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.