La palabra que busca y busca

Siempre hay una palabra. Transitamos con ellas a lo largo de la vida. Las palabras son la piel de nuestros sueños, de nuestros sentimientos: de la verdad, de la mentira, de la belleza, de la fealdad.
Pronunciamos palabras cuando nuestro hijo crece en el vientre. Cuando lo arrullamos, cuando lo animamos a caminar a nuestros brazos abiertos. De pronto, ese primer paso se vuelve una palabra, y luego otra y otra.
Con el tiempo crece el banco de palabras, la cuenta crece y nuestros hijos acumulando su valor se vuelven cada vez más humanos. Con un saldo a favor siempre habrá por lo menos, la palabra asombro, la palabra búsqueda, la palabra constancia o la palabra fe.
Luego la palabra toma forma, se traza y surca la memoria de los días. Se hace presente en un cuento, una tarea escolar, una adivinanza, un certificado académico, una broma, una carta, un poema, un contrato, un acta, un recado, un recibo, una oración, una novela, un diagnóstico, una receta, un epitafio.
No hay forma mientras estamos vivos de quedarnos sin palabras. Lo más cercano a eso sería convertirnos en hombres o mujeres de pocas palabras, de palabras cortas, de tristes, volubles o inestables, amenazadoras o pobres palabras.
Siempre hay una palabra que nos delata. Que habla a los demás de lo bien o mal que nos llevamos con las palabras. Si alguna vez una palabra nos convirtió en princesa o en príncipe o si la ausencia de un beso de palabras nos mantiene hechizados y somos como anfibios atrapados en el lodo esperando una llovizna de palabras.

Extensa Posdata del estrecho espacio que busca y busca ampliarse.-
Durante los años ochenta, en Tamaulipas se organizan de manera oficial los primeros encuentros de escritores, que cobraron luego más forma y fuerza en la siguiente década. En estas ediciones se congregó a autores residentes o nacidos en el estado que estuviesen creando obras narrativas o poéticas. Estas jornadas marcaron precedente estimulando la formación literaria y la publicación de suplementos, revistas, libros y colecciones por la entidad. Muchos de quienes nos dedicamos a la palabra nos conocimos en aquellas épocas: había quienes cursaban secundaria y otros en cambio que ya tenían premios nacionales y obra publicada. Luego el siglo se acabó, estrenamos otro, y con él comienza a manifestarse un nuevo paradigma desde la frontera, primero en Nuevo Laredo y luego en Matamoros: los encuentros binacionales de literatura convocados y solventados por los mismos escritores.
El sobreviviente, Letras en el Estuario organizado desde hace siete años por el Ateneo Literario José Arrese en Matamoros, cada año crece y cuenta ahora con el apoyo de la Universidad de Texas en Brownsville y el Southmost College. Próxima a salir de imprenta, su Antología de narrativa y poesía patrocinada por el Consejo Ciudadano para la Cultura.
Siguiendo este ejemplo de humildad, constancia y compromiso con la difusión de la palabra, hemos decidido encomendarnos a una nueva experiencia, una propuesta independiente, libre, abierta y que busca ser plural: Los Santos Días de la Poesía, encuentro de escritores 2009, algo así como un retiro o claustro poético donde “fundar un tiempo y territorio propio para la reunión, la reflexión y el diálogo con el viento a favor de la poesía...” Como de hace mucho no tenemos santo patrono, este evento será de aleluya.

La temática es acerca del mayor sacrilegio del poeta: El lugar común y por esta vez estará dedicado a la singular obra de la argentina Alejandra Pizarnick, a manera de vincular nuestra creación con el mundo. La convocatoria está abierta y pueden consultarla en: lossantosdiasdelapoesiaencuentro.blogspot.com Dense por invitados.

Eva sin paraíso: columna en el Expresso, publicado el lunes 23 de febrero 2009

Imegn tomada de: http://www.usergioarboleda.edu.co/

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