jueves, 15 de enero de 2009

La primera de la lista

Inicia el año y no acabo de acomodarme, la fecha la sigo escribiendo con 08. Las hijas ya volvieron a la escuela, el marido ha vuelto a la caza de mamuts y aquí en la cueva los pendientes 2009 empiezan a rezagarse, pero el consuelo de esta tonta es que muchos; muchos, por la misma andan.
Las primeras semanas del año son así, excepto del pago de predial y tenencias, pocos sabemos qué hacer. Las dependencias públicas han abierto sus puertas pero en sus interiores un tufillo a rancia rutina impregna el ambiente: el llegar raspado la hora de entrada, el maquillaje en el auto, el primer cafecito del día en el escritorio que luego vendrá el almuerzo antes de media mañana. Sin presupuesto se justifica la pereza, ese dejarse llevar en papeleos y platiquita, y aquel fervor con que se levantó la copa de las buenas intenciones, se achata y desluce hasta parecer ajeno.
Por el contrario, las hijas han vuelto a la escuela para ser víctimas de su primera evaluación del año. Luego de un agitado diciembre de actividades extra curriculares, del lapso vacacional de invierno y de tres días de repaso… los exámenes sin más preámbulo… qué mejor manera de justificar para alumnos, maestros, padres de familia, en el orden que afecte, los resultados en la boleta y el bajo rendimiento.
En lo personal, estoy comenzado a volver a casa. En Tampico, en pleno café de la Plaza de Armas, la primera presentación del año de la Claraboya Cultural corre por mi cuenta. Desde el 2001 a la fecha he cumplido con el ritual de iniciar el año asomándome por esa lucerna, creando un vínculo afectivo nacido de la palabra. Siempre es un privilegio iniciar de vuelta en la ciudad donde crecí los primeros veintiocho años de mi vida, estar cerca de personas muy estimadas, y sobre todo que se me regale la oportunidad de compartir mis textos en una de las ventanas por donde suelen mirar los habitantes del puerto el quehacer cultural de su tiempo: voces, reflejos, ritmos de su respirac
ión.
Juan José Villela, promotor cultural independiente del sur del estado, ha mantenido vigente y desempañada la Claraboya, por ella se contempla lo que a pesar de estar sujeto a la fragilidad del tiempo, no se desploma, ni se convierte en fragmentos sino en tejido de nuestra memoria. Claraboya enfatiza a los artistas hechos y apuesta con la presentación de jóvenes creadores, es una mirada al pasado, otra al futuro y a la continuidad del arte.
Siempre reitero además del agradecimiento mi admiración a J. J. Villela, pues personas asalariadas trabajando por la cultura ya tenemos bastantes entre las instituciones municipales y gubernamentales, pero muy pocos aquellos que sin presupuesto público continúan haciendo por décadas lo que aman, sin importar hacia donde sople el viento y dándole a tantos una experiencia de vida, es decir, abrir un espacio y hacer que estar allí y encontrase en el camino siga valiendo la pena....

Posdata de los pendientes y la esperanza perenne.- El año comienza a acomodarse y espero que a los proyectos abortados por las instituciones promotoras de la cultura oficial se les otorgue un nuevo aliento vital. Hacen falta Letras en el Golfo, del Mundo en Tamaulipas o mínimo La Palabra Infinita o festival que se le parezca, hace falta capacitar para la provocación literaria desde la infancia, talleres permanentes de escritura creativa para niños, certámenes literarios de los que por lo menos los interesados se enteren, colecciones editoriales que nos enorgullezcan y nos dejen bien parados aquí, allá y acullá. Hace falta que nos den lo que nos deben, cumplir esas promesas aún vigentes, y supongo hay mucho más pero yo escribo por lo vivido, eso es respeto y no decirnos que el presupuesto se quedó en el congelador, que la agenda se nos ha ido de las manos... que eres el primero de la lista.
Fotografía: Beatriz Durán Maldonado
Eva sin paraíso: columna en el Expresso, publicado en Cd. Victoria el martes 13 de Enero 2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.