Mimí escribe. La conozco desde fines de los ochenta, cuando había iniciado ya su recorrido poético desde su propia Estación de Poesía. Asistimos al curso para formación de escritores que la Sociedad General de Escritores de México, SOGEM, ofrecía en Tamaulipas.
La recuerdo reacia a la opinión desproporcionada y cruel de Emmanuel Carballo, abandonando el recinto poemas en mano sin mirar atrás, para volver de nuevo; fortalecida al auditorio.
La recuerdo valiente; ignorante quizá hasta hoy del comentario del crítico literario, luego de su regreso: Creí que no volvería –nos dijo- pero aquí ha estado. Ese tesón por la palabra llegará a vestirla de Poeta. Llegará.
Nohemí Sosa, nació en el poblado de Santa Engracia, municipio de Hidalgo, en Tamaulipas, y estudió como carrera profesional Ciencias de la Educación. Ha probado desempeñar distintas tareas para asegurarse un ingreso: ha sido editora de la revista Reflejos, periodista, profesora, investigadora, promotora cultural y hasta de bienes raíces... pero su corazón desde siempre ha estado en la poesía.
Ella camina las calles bajo el sol, bajo las estrellas en búsqueda de nuevos versos: Cadencia de vida, Sala de Luz, Poemas de la Región Desconocida, Balcón de nubes y ritual de muñecas son sólo algunos de los títulos que van conformando su obra, pues además está incluida en diversas antologías nacionales e internacionales.
Mimí también navega; navega. Navega la cibernética red de los poemas. Los suyos han sido incluidos, en muchas publicaciones virtuales como la antología anual Poemas entre nosotros de la revista electrónica La tertulia de Mizar, en Barcelona, España, en la antología Círculo de Poesía de aBrace movimiento cultural internacional con sedes en Brasil y Uruguay, y en la antología Poesía Hispanoamericana Contemporánea editada en Montevideo, Uruguay. Ha sido publicada en distintas muestras del Centro de Estudios Poéticos de Madrid, España, e incluida en la edición de poemas antimperialistas “Poemas para un prisionero” en Ottawa, Canadá y seleccionada por Asociación Prometeo de Madrid para su muestra poética en la red.
Ella se aferra a Dios y a las letras. Es otra Eva sin paraíso, habitante de un río caudaloso que no alcanza la ribera. Pero nos dice:“... quiero que veas tu rostro en el espejo de agua formado por el cuenco de mis manos...”
Reminiscencia de la mujer de Lot, es ese espejo de agua acunado en sus palmas, es el título que da nombre a su poemario perteneciente a la Colección Nuevo Siglo del ITCA. Los 47 poemas que lo integran son una señal de esa tarea asumida y constante, ese ejercicio de soledad, de confrontación y encuentro, de nombrar, retener y compartir nuevos territorios y momentos únicos. La estructura circular de la obra, inicia en el horizonte escarlata que despierta y termina recordándonos a todos la tragedia de ser estatua de sal.
Este libro nos habla de las mujeres, de su rebeldía, castigo y soledades. Por esta razón, vale la pena atrevernos a reflejarnos en él. Mimí lo ha escrito reuniendo piedra, arena, fuego, cera y sal. La esposa, Iztaccíhuatl, las estatuas de la isla de Pascua, de la libertad o de un boulevard cualquiera, las amazonas y la mujer de Lot se hermanan, protagonizando estos versos, que nos hacen volver la vista atrás, y nos salvan de quedarnos contemplando eternamente.
La recuerdo reacia a la opinión desproporcionada y cruel de Emmanuel Carballo, abandonando el recinto poemas en mano sin mirar atrás, para volver de nuevo; fortalecida al auditorio.
La recuerdo valiente; ignorante quizá hasta hoy del comentario del crítico literario, luego de su regreso: Creí que no volvería –nos dijo- pero aquí ha estado. Ese tesón por la palabra llegará a vestirla de Poeta. Llegará.
Nohemí Sosa, nació en el poblado de Santa Engracia, municipio de Hidalgo, en Tamaulipas, y estudió como carrera profesional Ciencias de la Educación. Ha probado desempeñar distintas tareas para asegurarse un ingreso: ha sido editora de la revista Reflejos, periodista, profesora, investigadora, promotora cultural y hasta de bienes raíces... pero su corazón desde siempre ha estado en la poesía.
Ella camina las calles bajo el sol, bajo las estrellas en búsqueda de nuevos versos: Cadencia de vida, Sala de Luz, Poemas de la Región Desconocida, Balcón de nubes y ritual de muñecas son sólo algunos de los títulos que van conformando su obra, pues además está incluida en diversas antologías nacionales e internacionales.
Mimí también navega; navega. Navega la cibernética red de los poemas. Los suyos han sido incluidos, en muchas publicaciones virtuales como la antología anual Poemas entre nosotros de la revista electrónica La tertulia de Mizar, en Barcelona, España, en la antología Círculo de Poesía de aBrace movimiento cultural internacional con sedes en Brasil y Uruguay, y en la antología Poesía Hispanoamericana Contemporánea editada en Montevideo, Uruguay. Ha sido publicada en distintas muestras del Centro de Estudios Poéticos de Madrid, España, e incluida en la edición de poemas antimperialistas “Poemas para un prisionero” en Ottawa, Canadá y seleccionada por Asociación Prometeo de Madrid para su muestra poética en la red.
Ella se aferra a Dios y a las letras. Es otra Eva sin paraíso, habitante de un río caudaloso que no alcanza la ribera. Pero nos dice:“... quiero que veas tu rostro en el espejo de agua formado por el cuenco de mis manos...”
Reminiscencia de la mujer de Lot, es ese espejo de agua acunado en sus palmas, es el título que da nombre a su poemario perteneciente a la Colección Nuevo Siglo del ITCA. Los 47 poemas que lo integran son una señal de esa tarea asumida y constante, ese ejercicio de soledad, de confrontación y encuentro, de nombrar, retener y compartir nuevos territorios y momentos únicos. La estructura circular de la obra, inicia en el horizonte escarlata que despierta y termina recordándonos a todos la tragedia de ser estatua de sal.
Este libro nos habla de las mujeres, de su rebeldía, castigo y soledades. Por esta razón, vale la pena atrevernos a reflejarnos en él. Mimí lo ha escrito reuniendo piedra, arena, fuego, cera y sal. La esposa, Iztaccíhuatl, las estatuas de la isla de Pascua, de la libertad o de un boulevard cualquiera, las amazonas y la mujer de Lot se hermanan, protagonizando estos versos, que nos hacen volver la vista atrás, y nos salvan de quedarnos contemplando eternamente.
Posdata de la salada distribución editorial y el petrificado fomento a la lectura: El libro es bueno. Cierto. Lo editó el ITCA atinadamente hace algunos años. Cierto. ¿Y dónde podrá el lector conseguirlo ahora? Incierto. ¿El compromiso termina cuando el creador pone el punto final? ¿Cuando la imprenta tira los ejemplares? ¿Cuando las autoridades culturales se levantan el cuello y aplauden la presentación de los volúmenes que integran sus colecciones? La literatura así es flor de un día, los escritores entonces se convierten en carne de cañón oficial. No creo en eso. Es tiempo de revisar criterios para reediciones institucionales. ¿Será necesario que nuestros buenos artistas mueran para ser reconsiderados? Falso. Tenemos como un ejemplo la extraordinaria poética de Juan José Amador que no ha recibido la atención y el fomento que merece. Si la obra es buena hay un deber por mantenerla vigente, que viva está a través de la palabra.
Eva sin paraíso: columna en el Expresso, publicada el lunes 3 de agosto 2009.
Celeste, gracias por tu artículo, sólo hay un error, esas antologías que mencionas no son virtuales, son en papel, mis poemas han aparecido en España, Canadá, editada por un editor chileno (Canto a un Prisionero), Argentina
ResponderEliminar(Latinoamerica escribe)y Uruguay, todas ellas en papel, y afortunadamente también en mútiples publicaciones virtuales.
Saludos.