Evas y Adanes de este sin paraíso estamos enterados de los graves problemas de contaminación y deterioro del ambiente, pero cuántos realmente entendemos que esta situación de focos rojos nos obliga a intensificar los esfuerzos individuales y cambiar la actitud para mejorar la calidad vital.
Por lo pronto, ya vamos por el cuarto año del Decenio de la Educación para el Desarrollo Sustentable 2005-2014, Estrategia Nacional de Educación Ambiental que tiene entre sus metas: “Promover la educación como base para una sociedad más justa y equitativa, integrar los enfoques del desarrollo sustentable en los sistemas educativos en todos los niveles y modalidades, y estimular la colaboración internacional para compartir programas, prácticas y políticas innovadoras de la educación.” La pregunta aquí sería ¿Y cómo se come todo eso en Tamaulipas? R= A través del Plan Estatal de Educación, Capacitación y Comunicación Ambientales.
El citado plan reconoce entre los principales problemas ambientales de los tamaulipecos: “Contaminación de cuerpos de agua superficiales y acuíferos por mala disposición de las aguas residuales y de los residuos sólidos municipales. Disposición clandestina de residuos peligrosos industriales y hospitalarios. Uso irracional del recurso agua, en especial de la potable. Contaminación de la zona costera, principalmente por agroquímicos y aguas residuales industriales. Pérdida de humedales por el relleno para el establecimiento de asentamientos humanos. Producción ilegal de carbón vegetal. Sobreexplotación de los recursos maderables. Deforestación creciente. Saqueo de flora y fauna silvestres y tráfico ilegal. Aprovechamiento cinegético irracional. Pérdida de la biodiversidad. Presión en áreas naturales protegidas por el crecimiento de la población, el aprovechamiento irresponsable de los recursos naturales por los pobladores y por el turismo. Contaminación del aire por fuentes móviles. Contaminación del aire por actividad industrial. Desertificación en áreas agrícolas y ganaderas. Uso inadecuado de agroquímicos, fertilizantes, plaguicidas y envases vacíos. Pérdida de ecosistemas y hábitat por cambios de uso del suelo y crecimiento desordenado de los asentamientos urbanos. Desperdicio de energía.”… fuera de eso, ahí la llevamos. Lo que habría de revisarse a propósito del evento del 26, es cómo andamos en cuanto a los proyectos específicos: acciones, períodos de instrumentación y compromiso de los responsables. No vaya siendo que la década se nos escape de las manos y queramos en el 2013, ya con el tiempo encima, mirar hacia atrás y buscar a quién echarle la culpa del fallo de nuestra Estrategia de Educación Ambiental para la Sustentabilidad.